Vuelvepiedras en busca de migas y otros deshechos por el puerto
de Bermeo
Tras confirmar asistencia y una breve charla sobre lo que podríamos ver (o no) y como comportarse en el barco, sobre todo dirigido a los que no pudimos asistir al seminario celebrado un día antes, finalmente partimos. No llevábamos mucho en el agua cuando, con el puerto de Bermeo todavía cerca y la isla de Izaro en proa, interceptamos un grupo de unos 100 delfines comunes (Delphinus delphis) que iban dirección a la isla y que no dudaron en jugar con el barco un poco, irrumpiendo en cualquier parte de éste y desapareciendo sin más, ¡¡menuda gozada!!
Delfines saltando dirección al barco
Aleta emergente con la costa de fondo
Tras dejar atrás a los juguetones delfines y pasando la plataforma petrolífera comenzaron a aparecer las aves marinas, muy abundantes las gaviotas patiamarillas, sobre todo inmaduras, pero también había sombrías (Larus fuscus), algún gavión atlántico (L.marinus) y otras aves más pelágicas cómo alcatraces (Morus bassanus) de todas las edades y el primer bimbo, pardelas sombrías (Puffinus griseus) que serían muy abundantes durante todo el viaje. Algunos vieron también otras especies de pardelas amén de otras aves pero yo no llegue a observarlas.
Juvenil de alcatraz sobrevolando el barco
Secuencia de vuelo de pardela sombría, especie muy abundante durante el viaje
La costa vasca vista desde uno de los lados del "Hegaluze"
Por desgracia era también muy abundante la "basuraleza", prueba de ello estaba en los múltiples plásticos, botellas, globos, cajas etc que se veían a ambos lados del barco, plásticos que, de no ser recogidos o ingeridos por algún animal, se hundirán y se fragmentarán convirtiéndose en micro y nano-plásticos, dónde pasarán a formar parte de la cadena alimenticia, llegando de vuelta a nosotros.
Una caja y un globo de R2D2 (El famoso robot de la saga "StarWars")
flotando a la deriva, ambos fueron rápidamente extraídos del mar por el equipo de Verballenas
Atravesamos diferentes fosas de profundidad cada vez mayor dónde no tardaron en aparecer más cetáceos, concretamente varios grupitos de ballenas picudas o ballenatos de cuvier (Ziphius cavirostris) que realizaban pequeñas inmersiones de unos 20 mins adecuando su cuerpo a la presión del agua antes de realizar una grande de hasta 1h en la cual bajan a gran profundidad ya que, y tal cómo nos explicaría Gorka, éstos fantásticos animales pasan gran parte del día en las profundidades del gran azul, alimentándose.
Intentamos realizar varios acercamientos pues los ejemplares estaban muy lejos, pero se sumergían antes de que llegásemos, pues son animales muy reservados y esquivos, no en vano, gran parte de la vida de éstos sigue siendo un misterio a día de hoy. No obstante y para pasar el mal trago, el mar nos hizo un estupendo regalo, un pequeño grupo de peces luna (Mola mola) yacía junto a un grupo de gaviotas (la mayoría patiamarillas) a la espera de que las aves los desparasitasen, para ello se ponían de medio lado frente a ellas para que éstas les picoteasen, al vernos, las aves salieron volando y los simpáticos peces se guarecieron del ardiente sol a la sombra de nuestro barco, curioseando sin parar.
Asomándose timidamente
Detalle de las enormes aletas caudales que caracterizan a éstos peces
Aunque habíamos visto ejemplares esporádicos saltando a lo lejos
la curiosidad respecto al barco de éste grupo me permitió fotografiarlos y admirarlos más de cerca
También entró en escena un precioso adulto de págalo pomarino (Stercorarius pomarinus) que acosó un rato a las gaviotas y se perdió en la inmensidad del Oceano.
Pomarino acosando a los inmaduros de gaviota patiamarilla
Retirada
Internándonos en la zona más profunda en la que estuvimos (unos 3.000m de profundidad), ésta vez si, al fin apareció a una distancia más que razonable una gigantesca hembra de ballena picuda de Cuvier que nos dejó a todos boquiabiertos, según Gorka debía medir entre 8-9m de largo y unas 5 toneladas, casi nada.
Gigantesca hembra de Zifio o ballenato de Cuvier
El dron de los productores del documental regresando al barco
tras obtener imágenes aéreas del animal
Pareja adulta de alcatraz pasando cerca de la proa,
ave muy abundante en todo el viaje
En aquella plataforma también nos aguardaban muchas sorpresas, cómo los espectaculares saltos de atunes rojos (Thunnus thynnus) y atún blanco o bonito del Norte (Thunnus alalunga) alimentándose, o una pareja de págalos grandes (Stercorarius skua) acosando a una pardela sombría, además de las ya citadas gaviotas, alcatraces y pardelas, y pequeños seres cómo medusas y cefalópodos diminutos que se veián desde la proa.
Salpicaduras provocadas por atunes rojos al alimentarse
Pardela sombría remontando el vuelo tras el ataque de los págalos grandes
Pareja de pardela sombría descansando en el agua
Juvenil de alcatraz
Ya de vuelta rumbo al puerto descubrimos una tétrica escena, sobre el agua, semi sumergido y boca abajo, yacía inerte un juvenil del año de Alcatraz atlántico, Gorka especulaba con que podría haber sido por un palangre, un arte de pesca en cuyos anzuelos caen alcatraces, gaviotas, pardelas y otro tipo de aves marinas con relativa frecuencia, seguramente el ave muriera en el anzuelo y los pescadores lo arrojaran al mar tras descubrirlo.
Cadáver de un alcatraz juvenil con evidentes heridas en el cuello
Adulto de la misma especie a ras del agua
Plataforma petrolífera
Pero la guinda del pastel, el "espectáculo" final lo dio una familia de unos 80 delfines comunes acompañados de crías muy jóvenes que, a pesar del recelo de sus madres, que se interponían entre ellas y el barco, no dejaban de saltar y acercarse a curiosear. Se escuchaban perfectamente los chasquidos y vocalizaciones de los delfines, que no dejaban de acariciarse y reproducirse mientras seguían al barco entre saltos y carreras, ¡¡eso si que es vida!!, estuvieron acompañándonos un tiempo hasta que finalmente siguieron su camino y nosotros el nuestro.
Delfines "cargando" contra el barco
Pequeñajo junto a adultos
Jugando en la proa
Enano saludando mientras lo escolta su protectora madre
Y así finalizó el día, tan fascinante cómo empezó, me despedí del equipo, de Bermeo y sobretodo me despedí de las aguas del Golfo de Vizcaya, con la promesa de regresar, espero que pronto.
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