lunes, 27 de septiembre de 2021

DE BERREA POR SALBURUA


En la última entrada de éste nuestro blog, hace eones, hablé sobre un visitante peculiar de la ciudad de Iruña y mencioné las posibilidades que podría ofrecer el "rewilding" en zonas urbanas, pues bien hoy traigo un caso cercano donde se ha llevado a cabo tal actuación con muy positivos resultados, el anillo verde de Gasteiz.

Creado en los años 90, el anillo verde de Gasteiz es un conjunto de parques periurbanos conectados entre si mediante corredores ecológicos que rodean la ciudad homónima, se caracteriza por albergar diferentes biomas o ecosistemas que albergan a su vez multitud de especies, muchas de ellas amenazadas, además de atraer a miles de personas, tanto residentes como turistas, que acuden a realizar toda serie de actividades en la naturaleza o simplemente a evadirse del estrés de la rutina en la bulliciosa ciudad.

Todo este conjunto de parques, jardines y demás desembocan en el mas característico de los rincones de este anillo verde, el parque de Salburua, una zona de aproximadamente 206 hectáreas dentro de cuyos limites acoge uno de nuestros ecosistemas mas infravalorados, peculiares y a la vez hermosos, los humedales endorreicos, tras ser arrancada de las garras del inevitable destino que han corrido los humedales a lo largo de la historia, la desecación para cultivos o, mas recientemente, la construcción, y ser restaurada para gozo y disfrute de todos, especialmente de la fauna y flora que en ellos se refugia.

     Mapa del anillo verde en el que se aprecia el majestuoso parque de Salburua

El parque esta formado por varias lagunas endorreicas alimentadas por un acuífero subterráneo y por sus respectivos hábitats como son los carrizales, praderas inundables, bosques aluviales de robles y álamos etc. Esto sirve de atractivo a innumerables especies de aves que acuden a la zona para reproducirse, pasar el invierno o descansar durante sus largos viajes migratorios, también sirve de atractivo a anfibios, reptiles, invertebrados o mamíferos como el jabalí (Sus scrofa) cuyos rastros son visibles por todo el parque, u otros mas escasos y amenazados como el visón europeo (Mustela lutreola) o la reciente aparición del castor (Castor fiber) que avanza en su recolonización, sin prisa pero sin pausa.

                             

  Vista general de la laguna de Arcaute   

Pero todos estos animales "de pelo" mas crípticos y de vida eminentemente nocturna y esquiva se ven eclipsados por la verdadera estrella del lugar, una población de ciervos (Cervus elaphus) que vive en regimen de semilibertad en el corazón del parque y una de las razones de mi visita. La función de estos animales es la de controlar la vegetación del parque creando y manteniendo paisajes abiertos, beneficiando a multitud de especies, y dar a la zona un aspecto mas salvaje por lo que viven de una forma prácticamente "natural" si no fuera por las labores de marcaje o de control de población a la que deben ser sometidos cada cierto tiempo para evitar que su excesivo numero degrade el ecosistema.

Siempre es buena época para visitar Salburua pero por estas fechas se junta la migración postnupcial de las aves, que comienza a estar en sus puntos mas fuertes, con el celo de los ciervos, conocido como berrea, en el cual los machos intentan perpetuar su linaje apareándose con el máximo numero de hembras posible e intentar atraerlas mediante una sobrecogedora demostración de vigorosidad y fuerza compuesto por fervientes luchas entre machos entrechocando sus astas intercaladas con un característico bramido que da nombre a este aspecto tan archiconocido de su biología, así pues, el pasado 26/09/20 decidí pasarme por allí para probar suerte.

Grupo de hembras y machos de aprox. dos años (varetos) pastando en un prado con el observatorio de fondo

Mi actividad se concentró entorno a la laguna de Arcaute, la mas grande de todas y donde se encuentran los ciervos. Llegué sobre las 16:30, el sol pegaba con fuerza y aun era pronto para escuchar las baladas de los señores del bosque así que decidí meterme en uno de los observatorios. En consecuencia de un caluroso verano y un otoño por el momento no muy distinto el agua de la laguna estaba bajo mínimos pero eso no impedía que de ella manase vida, entre las aves residentes de la zona destacaban los invisibles rascones (Rallus aquaticus) que reclamaban entre la vegetación, sus parientes menos reservadas las gallinetas (Gallinula chloropus) se alimentaban en la orilla en grupos que contenían juveniles del año y adultos, en las zonas mas profundas se concentraban algunas fochas (Fulica atra) y en un momento dado hizo su aparición un ánsar (Anser anser) perteneciente a una pequeña población reproductora de origen incierto (quizá ejemplares invernantes que vieron en el parque un hogar acogedor). De migradoras andaba la cosa un poco escasa pero entretenida, las estrellas del lugar fueron sin duda las cercetas (Anas crecca) y las gaviotas reidoras (Chroicocephalus ridibundus) distribuidas por toda la lamina de agua, las segundas anátidas en abundancia eran los cucharas (Spatula clypeata) dispuestos en pequeños grupetes entre las abundantes cercetas, en cuanto a limícolas las orillas estaban regentadas por agachadizas (Gallinago gallinago) y avefrías (Vanellus vanellus) y en menor medida andarríos grande (Tringa ochropus) y un par de chorlitejos grandes (Charadrius hiaticula) además de unas solitarias aguja colinegra (Limosa limosa) y correlimos menudo (Calidris minuta) que seguía muy de cerca a los chorlitejos, entre las zancudas de gran tamaño destacar tres cigüeñas blancas (Ciconia ciconia), varias garzas reales (Ardea cinerea), garceta común (Egretta garzetta), bueyeras (Bubulcus ibis) y un pequeño grupo de espatulas (Platalea leucorodia). Tanto en el observatorio como en los alrededores eran abundantes, aunque en menor medida que días atrás, distintas especies de paseriformes migradores como papamoscas cerrojillos (Ficedula hypoleuca) y grises (Muscicapa striata), colirrojos reales (Phoenicurus phoenicurus) y petirrojos (Erithacus rubecula) que se unían a las poblaciones de cetia ruiseñor (Cettia cetti), Mirlos (Turdus merula) entre otros, a medida que avanzaba el día en los arboles de alrededor se concentraban dormideros de torcaces (Columba palumbus) que fueron importunadas en repetidas ocasiones, así como el resto de las aves de la zona, por una hembra de aguilucho lagunero (Circus aeruginosus) que intento en vano cazar algo.

      Cerceta filtrando en el lodo en busca de alimento

         
    Diferentes ejemplares de cuchara alimentándose o descansando


Agachadizas alimentándose en la orilla
Focha alimentándose de pequeños dípteros que se posaban en el agua
Andarríos grandes junto a gaviotas reidoras
Reidora contemplando su reflejo
Espatulas descansando en el agua
Ánsar reproductor, todavía con muda sin finalizar en las rémiges (plumas de vuelo)
Venado de gran tamaño desplazándose por la laguna
Parte de la laguna con los ciervos de fondo, la escena es tan natural que casi puede ignorarse el vallado

Los ciervos estaban esparcidos por toda la parcela, la mayoría cerca del agua, entre la vegetación acuática, alimentándose de los bulbos, rizomas y partes aéreas de las eneas, los lirios y otras especies así como protegiéndose de las violentas embestidas del sol entre el fresco lodo de las orillas, conforme avanzaba la tarde y las temperaturas se suavizaban fueron saliendo de sus escondrijos y juntándose en una pradera cercana.

                                                          Machos y hembras pastando
                 
                                         Uno de los grandes venados contemplando el paisaje
                                  Mirada inquisitiva de un ciervo con una garcilla bueyera al lado
                                                                Grupito de hembras
            Una garcilla bueyera haciendo lo que mejor sabe, seguir a las ciervas para alimentarse de los invertebrados que van levantando a su paso

Por desgracia, parece ser que todavía es demasiado pronto para este grupo, los días son demasiado largos y calurosos y los machos no estaban por la labor, hubo varias persecuciones, algún bramido y finalmente dos jóvenes adultos se animaron a luchar durante unos minutos, los dos grandes venados presentes en la zona por el contrario estaban muy tranquilos pastando o descansando y no parecieron tomarse en serio los juegos de aquellos adolescentes.

                                            Secuencia de lucha entre dos jóvenes venados
                                                    Gran macho descansando en la pradera
           
A pesar de no haber podido disfrutar del espectáculo de la berrea en todo su esplendor, siempre es un placer poder visitar y contemplar el hermoso lugar que supone el parque de Salburua y el anillo verde de Gasteiz, todo un ejemplo de compromiso con el medio ambiente y la biodiversidad, y de como algo tan aparentemente corrompido como lo es una zona periurbana puede transformarse, con esfuerzo y dedicación, en un punto caliente de naturaleza compuesto por diferentes ecosistemas como humedales ¡¡quien pudiera tenerlo en todas las ciudades!!

y esto es todo por el momento...


 

miércoles, 31 de marzo de 2021

VISITAS INESPERADAS EN IRUÑERRIA


Como norma general a quienes disfrutamos de la observación de bichos varios nos gusta alejarnos lo máximo posible de la civilización, quizá en busca de ese anhelado espíritu salvaje que se oculta tras inauditos paisajes, tan ajenos a nuestro día a día, también porque tenemos asumido que las especies mas extrañas, y por tanto mas ansiadas, se ocultan mas allá de los muros de hormigón, el ennegrecido humo y el griterío que conforman el ecosistema metropolitano. No obstante, a veces la naturaleza puede depararnos verdaderas sorpresas y los lugares a priori menos llamativos pueden resultar acogedores para especies que no ubicaríamos en ellos.

Esto debió pensar nuestro protagonista, un macho de cerceta carretona (Spatula querquedula) con un plumaje impoluto, que en su viaje migratorio anual desde sus cuarteles de invernada en Sudáfrica hasta sus zonas de cría ubicadas seguramente en algún humedal de Europa oriental, decidió descansar en nada mas y nada menos que en el lago de Sarriguren, un lago urbano (de aprox. unos 10.000m2) cimentado en su inmensa mayoría, ubicado en el centro de la localidad homónima perteneciente al área metropolitana de Iruña, una zona ni de lejos parecida a las zonas en las que suele aparecer, que son lagunas/humedales de gran extensión o zonas remansadas de grandes ríos.

Compartiendo espacio con otras especies presentes en el lago


El ejemplar fue observado por primera vez el pasado 26 de Marzo y la noticia se extendió como la pólvora, rápidamente pajarerxs de toda Iruña y de Nafarroa acudieron prestos a tan inusual cita, el animal no solo había decidido hacer fonda en una zona muy transitada si no que parecía apañárselas bien en ella, ya que se acercaba bastante a la gente en busca de pan y otras delicias con las que pudiesen deleitarle, lo que permitió hacerles muchas y muy buenas fotos ¡¡incluso tuvo su propia noticia en el diario de Navarra!! Si bien es cierto que la soberbia inaudita de este animal generó muchas dudas sobre su posible origen domestico, parece ser que la ausencia de anillas inclina la balanza a favor de su origen silvestre, tal vez se trate de un individuo habitante de zonas donde la sobreexplotación cinegética de la especie y la destrucción de su hábitat no hayan sido tan severas, o un ejemplar confiado de esos que a veces aparecen en las poblaciones.



Como viene a ser costumbre, la aparición de tan espectacular animal me pillo lejos de mi tierra por motivos de estudio, lo que me ha tenido en vilo toda la semana esperando a que el animal aguantase en la zona, finalmente ésta tarde he podido pasarme por allí y, pese a la muchedumbre que se reunía en torno a la laguna he logrado relocalizarla, ahí estaba nadando junto a otras especies de anátidas, acercándose a las familias que, cargadas con bolsas llenas de patatas fritas y demás "porquerías" no podían pasar por alto la deslumbrante belleza del pato de ceja blanca. Me he sentado en uno de los escalones y, tras varios amagos de acercarse hacia donde estaba, ha acabado pasando a poca distancia de donde me hallaba, dándome un espectáculo difícil de olvidar.

Sondeando el agua con el pico en busca de alimento


No he podido resistirme a realizar un reportaje fotográfico del resto de convecinos de la laguna como pueden ser los azulones (Anas platyrhynchos) cuyos fieros machos, vestidos con sus mejores galas, cortejaban a las hembras y expulsaban a cualquier intruso masculino que osase rondarlas, también las gallinetas (Gallinula chloropus) y las palomas bravías (Columba livia) patrullaban la zona, las primeras por agua y las segundas por tierra y aire, en busca de migajas que pudiesen pasar desapercibidas a los despistados patos. A destacar la presencia de un ejemplar solitario de azulón domestico, cosa que me ha hecho mucha ilusión puesto que las zonas urbanas de Iruña suelen estar llenas de razas domesticas o híbridos que amenazan la calidad genética de nuestros azulones urbanos.

Retratos de machos de azulón con plumaje nupcial
Gallineta en busca de comida
Pareja de azulones, los machos suelen "escoltar" a las hembras intentando aparearse y expulsando a todos los machos que se acerquen
Paloma rondándome en busca de comida
Azulón domestico, seguía al grupo de anátidas en busca de comida pero guardaba las distancias


Este caso abre la puerta un mundo de posibilidades, a una nueva forma de ver las zonas urbanas, en el vecino lago de Mendillorri se observo un ánsar careto (Anser albifrons) e incluso un pelicano, y recientemente han hecho de el su hogar una pequeña población de ratas de agua (Arvicola sapidus), un roedor amenazado, en otra laguna cercana crio hace un par de años una pareja de chorlitejo chico (Charadrius dubius) y son innumerables las especies que hacen de las zonas urbanas de Iruña y el rio Arga su hogar o zona de descanso a pesar de la presencia de especies invasoras o de verdaderos genocidios de flora y fauna que se realizan anualmente bajo la excusa de obras de mantenimiento como el reciente desbroce de los canales de las murallas, hogar de varias especies de anfibios. Evidentemente las zonas urbanas han mejorado mucho desde el pasado siglo y eso es innegable, pero todavía queda mucho por hacer, si se le deja mas espacio a los procesos naturales quizá este caso de la cerceta no sea tan atípico como nos creemos, quizá especies que ni pensamos podrían hacer de Iruñerria su nuevo hogar, en lugar de alejarnos todo lo posible de la urbe para encontrar lo salvaje, deberíamos atraer lo salvaje a ella, en la medida de lo posible.

y esto es todo, por el momento...